29 de agosto de 2010

La ganadería


Calle real. 1962


Se trataba de una ganadería de subsistencia, combinando los animales de trabajo con los animales para producir alimentos. Cada familia solía disponer de:

  • una docena de gallinas
  • 2 o 3 cerdos, de los cuales uno era para la matanza para asegurar el alimento principal durante el año, y los otros se vendían para conseguir dinero
  • algunas ovejas, principalmente para criar corderos y obtener lana, que se podía vender a buen precio o hilarla utilizando la rueca y el uso para confeccionar prendas de vestir. Las ovejas eran esquiladas en junio por esquiladores profesionales que venían de La Matilla, tarea que se hacía con tijeras a mano. Cada familia marcaba sus ovejas para diferenciarlas, utilizando un hierro de marcar que se fundía en la fragua del pueblo.
  • al menos una yunta de vacas (una pareja), para producir leche y trabajar el campo. Algunas familias criaban un ternero o dos para vender o potros
  • una yunta de machos, para las labores del campo
  • un burro para ir a por cantaros a la fuente y trillar
Hierro de marcar el ganado
Estacador fabricado en la fragua de Vellosillo
Cascabeles para los corderos
Comederos para las ovejas
Los animales eran alimentados con los recursos naturales del pueblo, compartidos por la comunidad, y por las pocas sobras que podían generarse que fueran comestibles por los seres humanos. A todos los herbívoros se les complementaba la alimentación con bolas de sal provenientes de Cantalejo. Las vacas y machos eran estacados en los rastrojos, prados o arroyos utilizando las estacas metálicas fabricadas en la fragua del pueblo. La basura que generaban se trataba en las escombreras comunales para fertilizar los campos.

La ganadería era la única fórmula para obterner una pequeña plusvalía vendiendo los excedentes y conseguir dinero para, normalmente, adquirir bienes de consumo de primera necesidad. 


Gallo en Vellosillo. 2010


Descripción detallada de los animales domésticos en los pueblos de Castilla.



1 comentario:

  1. EL TÍO ROSCO DEL VILLAR
    Aquella mañana, al llegar a la cuadra a atender a su ganado, su burro estaba de cuerpo presente. Esto es un decir, los burros dicen que no tienen alma, no se si por burros o por que no comulgan,o por que no hablan castellano, el caso es que el burro estaba muerto y por estos lares, muerto el burro la cebada al rabo. Con la ayuda de unos vecinos lo llevaron al muladar, no sin esfuerzo, para que los buitres hicieran lo propio con el ,osease darse un festín, por que aunque viejo estaba gordito el jodio. Pero este señor tuvo la brillante idea de aprovecharse del difunto para intentar coger un buitre,dicen que para sacarle de sus entrañas un remedio para curar a su mujer enferma,bueno,sabe dios con que intenciones, abrió el burro por el vientre, saco todos sus metros y metros de tripas y demás órganos y pequeño él, se metió en esa cavidad maloliente, y así oculto, esperó a que los buitres llegaran a comerse el cadáver de su compañero de fatigas. Pasó más de una hora hasta que vio aproximarse a los comensales. En el mundo de los buitres hay jerarquías a la hora de empezar a comer, y el primero que se aproximó fue un macho de muy buena talla y el tío Rosco, que así se llamaba el buen señor, le echó mano, sujetándolo tan fuerte como podía por las patas. El buitre, asustado y viéndose atrapado, empezó a aletear buscando cielo y libertad y el tío Rosco no soltaba ni pa tras y menos a esa cierta altura que le elevó semejante bicho. En estas pasaron las horas hasta hacerse la noche, cada cual con su desesperación, era ya cuestión de honor y de poder a poder, y dicen los de los pueblos cercanos, Sebúlcor, Valdesimonte, Consuegra, Sepúlveda, Urueñas, ... que en el cielo se veían unas siluetas con la luz de la luna y se oían unos lamentos que decían:
    “Estrellitas del alba,
    lucero del amanecer,
    el tío Rosco del Villar
    esta noche la va a joder”.
    Era muy burro, bastante cabezota, tiraba coces, rebuznaba lo suyo, cagaba moñigas, en fin, casi como una persona.

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