30 de octubre de 2013

El Convento de la Hoz


En la parte final del Cañón del Duratón, los meandros y las hoces que ha labrado el río en la roca caliza son cada vez más pronunciados, cerrados y profundos.  Desde lo alto de los acantilados, el visitante queda en suspenso al menos un momento, al contemplar el espectáculo de las curvas paredes de casi 100 metros de altura surgiendo del agua. 

Es un lugar desértico y si el día está calmado el silencio es total, sólo a veces interrumpido por el graznido de alguna bandada de grajinas, cuyo sonido devuelve el eco en las altas paredes de piedra. Algún buitre planea, intemporal como las piedras grises, las sabinas y las plantas aromáticas que cubren la lastra.


No es extraño así que en este sitio remoto, solitario y grandioso se establecieran ermitaños y monjes, alejados del mundo y dedicados a la meditación  O también que algunos lo utilizaran para ocultarse en sus numerosas cavernas durante las persecuciones religiosas.

Convento de Nª Sra de la Hoz

Hoy,  el fondo del Cañón aquí normalmente está cubierto de agua, de pared a pared. Las choperas, los antiguos senderos de pastores, quizás alguna huerta, o la entrada de una cueva... todo quedó anegado y desapareció con la construcción de la presa de Burgomillodo en 1929. El cañón corta en dos el paisaje, imposible de atravesar o recorrerlo a no ser en las pequeñas canoas de remo que se alquilan a los turistas en el cercano pueblo de Sebúlcor.

La curva de los meandros del rio es tan pronunciada que se forman estrechas penínsulas cortadas a plomo hasta el agua. En el extremo de dos de ellas, se pueden ver hoy las ruinas de dos construcciones de aspecto tan natural como el paisaje: La Ermita de San Frutos y el Convento de la Hoz.



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situacion de San Frutos (arriba) y Nª Sra de la Hoz

”El sitio es muy .herido por lo natural ; pues está en una profundidad no ponderable, y concavidad indecible, bien apartado de poblaciones porque el más inmediato pueblo dista quasi una legua del Convento. Está casi aislado por las aguas que le cercan : Son muchas las nieblas que le ofuscan,  y á cada paso las piedras se desgajan; porque es una especie de piedras deleznables , sin aquella liga , o virtud, .que se advierte en otras fuera de este lugar ; porque las desunen las muchas lluvias, los calores del verano y los yelos del invierno.”..Fray Felipe Vazquez. 1786.

El franciscano Felipe Vazquez escribió la historia del Convento de la Hoz, investigó  todo lo que había y echó por tierra con gran sentido común, muchas de las leyendas que se contaban hasta entonces. Faltaban datos de los oscuros tiempos romanos y visigodos, pero Fray Felipe pudo reconstruir razonablemente la historia.

En ella habla de la persecución romana a los cristianos, en el siglo tres y como les obligaron a “huir a los montes  y a ocultarse en  grutas y cavernas. Un primer mártir de esa época fue San Pantaleón que sería venerado después en la zona del Cañón.

Siguieron después las invasiones bárbaras y en el siglo VI, los godos  de fe arriana persiguieron igualmente a los cristianos. El Cañon se usó de nuevo como lugar de refugio “aunque en lugar ninguno se hallaban seguros los católicos del cuchillo, porque desentrañaban los perseguidores la tierra buscándoles para quitarles la vida en sus cavernas” Lugares como la Cueva de los Siete Altares, y muchas otras abundantes en el Cañón, fueron utilizadas
 
Cueva de los Siete Altares. junto al puente de Villaseca
Cueva del Batán

Anteriormente se había fundado la orden de los Benedictinos en Italia y se extendió por toda Europa, la regla prescribía orar 7 veces al día y realizar un duro trabajo artesanal o agrícola. "Ora et labora".

El segoviano San Frutos, y sus hermanos Valentín y Engracia, sobre el año 690, abandonaron sus riquezas y se retiraron a “un desierto peñascoso en la ribera septentrional del rio Duratón”, y aún viviendo separados en cuevas buscando la soledad, acudían regularmente al convento de Nª Sra. de los Ángeles de la Hoz, habitado ya por monjes benedictinos., que estaba “distante de su habitación media legua”. Allí imitaban las virtudes de los monjes y prestaban obediencia a su abad.

Sigue Felipe Vazquez, “Los padres benedictinos poseyeron la Casa y Monasterio (de la Hoz), mucho antes de la general destrucción de España (711), y entonces dichos monjes la desampararon y los Moros la destruyeron y robaron, y estuvo así cuatrocientos años.”  

Al morir San Frutos y en el mismo lugar donde vivíó apartado, se creó un ermita de cuya suerte en época del islam nada se sabe. Valentin y Engracia padecieron martirio a manos de los moros. Estos hermanos contaban igualmente con ermitas también veneradas en la zona del Cañón.

sepulcro tallado en la roca, en el cañón del Duratón.
Tras varios siglos llegó la reconquista. Fernán Gonzalez entró en Sepulveda en el 940 pero la perdió de nuevo a manos de Almanzor en el 984. “Murió el conde Fernán González de pesadumbre por haber las medias lunas africanas vuelto a apoderarse de Sepúlveda. Estuvo Sepúlveda y gran parte de sus tierras en poder de los bárbaros hasta el mil y catorce en que se restauró la Villa por segunda vez por el conde D. Sancho”.

Alfonso VI en 1076 entregó el Priorato, ermita o Monasterio que hubiera en el lugar de  San Frutos (no se conoce) junto con la tierras que le correspondían,  a D. Fortunio, el abad de Santo Domingo de Silos. Para el deslinde de estas tierras anejas reunió a los 26 “primeros pobladores” de Sepúlveda, posibles notables de la zona, cuyos nombres y origen escribe seguidamente en el documento que se conserva. Conocemos por ello que en ese año existían ya Duruelo, Mansilla, Santiuste y  Valdesaz.

Don Fortunio construyó una nueva iglesia en el lugar de San Frutos, la que vemos hoy,  que en el 1100 estaba concluida.

Monasterio de San Frutos
acceso al monasterio de San Frutos
1231 fue el año en que tras más de cuatro siglos deshabitado, se reconstruyó también el convento de Nª Sra. de los Ángeles de la Hoz y fue entregado esta vez a la orden de los franciscanos.

Según Felipe Vazquez sobre 1790 “En esa pequeña lengua de tierra existía, una hermosa capilla o iglesia muy acomodada con dos naves, coro muy bueno, sacristía suficiente, .. Y para sus capellanes, pobres de solemnidad, una clausura, y convento, con todas las oficinas, claustro alto, y bajo, tránsitos y dormitorios, y en suma no se echa de menos cosa alguna que tenga el mejor Convento de esta Provincia, y que pertenezca para una comunidad de Veinte y ocho religiosos, o treinta que suelen habitarle .../... Para obsequiar a los huéspedes devotos, hay también una capacísima Casa, y plazuela, y es una admiración del ingenio, ver como en tan pequeño campo se ha hecho para todo esto lugar.”


 
Convento Nª Sra de la Hoz
El convento está en el fondo del Cañón, en el extremo de una península, sus paredes se elevan junto a enormes peñascos que las superan con mucho en altura.

Así en 1492, un desprendimiento de rocas o “terremoto” arrasó el convento excepto la iglesia, donde se encontraban los monjes. La reina Isabel I de Castilla, sufragó las obras necesarias para reconstruirlo. Se conserva su escudo de armas grabado en las viejas paredes. Isabel visitó  y permaneció varias veces en el convento de la Hoz, donde al parecer, incluso tenía habitación propia.

Felipe II después construiría la pequeña plaza y la Hospedería o casa de huéspedes. Lo que hizo demoliendo parte de las peñas más cercanas. evitando de este modo el peligro de nuevos desprendimientos. Hay una inscripción en el convento que lo conmemora: “El católico Felipe segundo rey de las Españas vino aquí año 1565 y dio limosna para esta plazuela y para toda la obra nueva de esta Casa.”.

Se estableció en 1587 un patronato  en apoyo económico del convento por miembros de la familia sepulvedana de los Gonzalez de Proaño. El cual continúo con sus sucesores,  los Arteche, y los Lara, hasta la Desamortización de 1836.

Casa del Moro. Sepulveda.
Escudo de los González de Proaño
En 1680 en el convento de la Hoz se creó el primer colegio de Misioneros de España aunque se trasladó en pocos años a Sahagún por falta de espacio.

El convento siguió con su actividad  contemplativa  junto al rio, con sus huertas en la ribera. Hasta que llegó la desamortización de 1836 y entonces los franciscanos lo abandonaron. Al parecer después quedó allí una familia de guardas hasta entrado el siglo XX.

Los objetos valiosos del Convento corrieron distinta suerte. Así, la imagen de la Virgen de los Ángeles de la Hoz fue llevada a la iglesia de los Santos Justo y Pastor de Sepúlveda. Un órgano barroco fue adquirido por la iglesia de Fuentepiñel. Un retablo pasó a la iglesia de San Pedro de Gaíllos, otros retablos pasaron a la iglesia de Sebúlcor, y una colección de pinturas del siglo XV traídas de Roma, pasaron a  manos privadas.

Actualmente el convento se encuentra en estado de ruina avanzada. Solo queda en pie la fachada sur del monasterio, con tres arcos, y las ventanas de las celdas de los monjes, así como los restos de otras dependencias. Existen escudos e inscripciones en los muros que si nadie lo remedia, poco a poco irán despareciendo. En Sebulcor existe una Asociacion de Amigos del Convento de la Hoz que ha conseguido recientemente que este sea declarado Bien de Interés Cultural.

En 1929 se construyó la presa de Burgomillodo y en 1953 se amplió .Su destino era la explotación hidroeléctrica. Es una presa que embalsa 14 hectometros cúbicos con  114 metros de anchura y una altura de 34 metros. La presa es el límite Oeste  del llamado Parque Natural de las Hoces del Río Duratón.
 
presa de Burgomillodo
Después de esa construcción, el agua invadió el fondo del Cañón del Duratón hasta cerca del llamado puente de Villaseca. De modo que en este punto termina el recorrido de unos ocho kilómetros que se puede hacer a pie desde Sepúlveda río abajo. Ya que a partir de allí el fondo del cañón está anegado hasta la presa.

El Convento de la Hoz, con la construcción de la presa en 1929, perdió los dos accesos habituales que tenía, uno por el oeste, llamado "Portillo de las Tres Cruces", y el otro por sur, llamado "Portillo de Pedraza" y otro más dificultoso y menos utilizado conocido como "camino de Sepúlveda". Es de suponer que su abandono definitivo por los guardas y consiguiente ruina se produjo entonces.
 
Restos del Convento de nª Sra de la Hoz
En la actualidad el acceso se debe realizar por barca a excepción de aquellas épocas del año en las que el nivel del pantano permite pasar por tierra.




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6 comentarios:

  1. Gracias por facilitarnos datos históricos de este lugar que hemos visitado tantas veces y cuyo paisaje siempre nos sobrecoge.

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  2. Gracias Miguel Angel por refrescarnos la historia de este lugar tan próximo a nuestro pueblo.

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  3. Gracias Miguel, me encantan ambos monasterios y la ruta que los une.

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  4. Un lugar lleno de magia. Gracias por la entrada

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  5. Precioso entorno suerte de tenerlo tan cerca y poderlo disfrutar!!!

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  6. Precioso lugar y que suerte tenemos de tenerlo tan cerca muchas gracias

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Gracias por tu comentario